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Un desempleo temporal, un exceso de fatiga, de tiempo libre, y una escasez de distracción real me han convertido en una persona aburrida, que ha renunciado, irremediablemente, a la calle, a las salidas de siempre, a los lugares a los que llegas instintivamente porque sabes que no hay nada más allá, ni siquiera el miedo a lo desconocido me atrae. No salgo de casa y por ahora solo me dedico a aburrirme a tiempo completo, con todo lo que encuentro dentro de estas cuatro paredes. ¿Cómo no he caído en la locura? Pues he aprendido a respirar observando tres palmeras, leyendo unos libros y dependiendo de la música, busco sonidos para volar.
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