miércoles, 2 de enero de 2008

DÍA 1


Un sol esplendoroso ilumina la avenida, los techos de los autos brillan como estrellas perdidas en el día. En casa toda la sala está perfectamente iluminada, los ventanales son generosos para el paso de la luz y si no lo había comentado, claro que era un día genial para ir hacia el azul profundo.

Visualicen la sala bañada por los rayos del sol y congelen la escena. Ahora observen detenidamente, sí, allí, en la esquina superior derecha del encuadre, al lado de una mesa, algo parece fuera de lugar, esa desordenada anatomía color gris es la cabeza de una frondosa escoba y yo la sujeto; me dispongo a limpiar todo el suelo de mi apartamento...hoy no podré salir de casa y el mar, la playa, el azul profundo y los divertidos mui-muis tendrán que esperar en ese idílico panorama que solo habita en el ecran de mi cabeza.

Este es el momento perfecto para que escapen de esta página, para que huyan a la playa, a broncearse, a tumbarse en la arena panza arriba, en lugar de perder valiosos minutos leyendo esta novísima Guía del perfecto aburrido. Sí, este es el día 1 y como les dije no podré salir de casa. Sí siguen ahí y no tienen nada que hacer, entonces síganme.

Auch!!!

Deben saber algo, cuando uno limpia el piso con minuciosidad el accidente más frecuente y doloroso de todos es golpearse contra una de las esquinas de las mesas el dedo meñique del pie. No sé porque no el anular, el corpulento dedo gordo, no, siempre el pequeño, ese que te arranca una lágrima, te tira al suelo y extrae de tu boca un súbito ¡carajjjjo!.

Lo bueno es que, conforme avanzas, de pronto descubres que el limpiar se ha convertido en un reto, el piso tiene que quedar perfecto, brillante y eso te obliga a crear nuevas técnicas. Comprar escobillones con pelos suaves y tersos que limpien y no rayen, que acaben con todo ese polvillo, hasta el más fino. Entonces vas al supermercado y empiezas a palpar esos pelajes hasta encontrar a tu compañero perfecto. Mi escoba se llama Medusa y prefiero llamarla así, no hacerlo seria condenarla al anonimato, como si nosotros prescindiéramos de nuestros nombres y nos dijéramos: Hey! ¿como andas ser humano?, Hey! Tú, persona, sí, la de rojo. Puede sonar ridículo, pero todo esto del encierro y el aburrimiento, te lleva a buscar un clima más amigable y Medusa y yo, debo confesarlo, somos un gran equipo.

También busco en la sección de limpieza un trapeador absorbente, que te haga el trabajo más fácil, una cera buena que corra con suavidad por el parquet y un sacudidor hecho de una franela dócil que arranque ese inmundo polvo. Mi problema con esto de limpiar el suelo es que es la peor labor que pueden encomendarle a una persona alérgica, que sufre terribles comezones, que estornuda tan fuerte que esparce el polvo y termina por incrementar el tiempo de limpieza y si a eso le agregan que soy un poco torpe y tiendo a tumbar el recogedor cuando suena el teléfono o llaman a la puerta, la cosa se complica más.


En fin, hoy solo fue el piso. La verdad es que me quedo bastante bien, debo ir ahora por un potente antialérgico y planear el día 2.

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